
Marie Curie, de origen polaco, y su marido Pierre descubrieron la existencia de dos nuevos elementos: el polonio y el radio. Ambos radioactivos y mucho más poderosos que el uranio. Foto: Wikimedia Commons.
7 de noviembre, Día de la Física Médica
Para crear conciencia sobre el papel que desempeñan los físicos médicos en beneficio de los pacientes, la Organización Internacional de Física Médica (IOMP) organiza anualmente el Día Internacional de la Física Médica el 7 de noviembre, una fecha importante en la historia de la física médica. Ese día de 1867, Marie Sklodowska-Curie, conocida por su investigación pionera sobre la radiactividad, nació en Varsovia, Polonia.
El 18 de julio de 1898, en la Escuela de Física y Química de París, Pierre Curie, y su esposa, Marie, presentaron, en la Academia francesa de Ciencias, las experiencias de Marie, que en su tesis doctoral estudió radiaciones de naturaleza desconocida emitidas espontáneamente por algunos metales como el uranio. Esta investigación condujo al descubrimiento de un nuevo metal, al que denominaron polonio, basándose en el nombre del país de origen de Marie.
Con 24 años, en noviembre de 1891, Marie se trasladó a París con su hermana Bronia y su cuñado. Por entonces, Bronia cursaba la carrera de Medicina en la Sorbona. Allí estudio la carrera de Física, en donde conoció al profesor Pierre Curie, ocho años mayor que ella, de quien se enamoró, contrayendo matrimonio en julio de 1895.
Con el apellido Curie, Marie tuvo pronto a la primera de sus dos hijas, Irene, pero no renunció a su trabajo científico. Pierre la ayudó a preparar el doctorado y, siendo evidente que los trabajos de ella prometían mejores resultados para la ciencia que sus propias investigaciones sobre los minerales, abandonó sus planes y se convirtió en su primer colaborador. A partir de entonces, en 1898, trabajaron siempre juntos y firmaron conjuntamente todos los trabajos y comunicaciones científicas.
En la siguiente Memoria, enviada a la Academia francesa de Ciencias, se insistía en el estudio del fenómeno observado por Henri Becquerel en 1896, consistente en la producción espontánea de un tipo desconocido de radiaciones penetrantes por parte de algunos minerales que contenían seguramente cuerpos simples más activos que el propio uranio y el propio torio. Por entonces, este fenómeno ya comenzó a llamarse radiactividad. La pareja compartió el Premio Nobel de Física de 1903, en reconocimiento por sus investigaciones conjuntas sobre los fenómenos de radiación descubiertos por Becquerel.
Marie enviudó en 1906, pero continuó el trabajo y se convirtió en la primera persona y única en recibir dos premios Nobel. El segundo en Química, en 1911, por el descubrimiento de los elementos radio y polonio, el aislamiento del radio y el estudio de la naturaleza y compuestos de este elemento. También fue la primera mujer en ocupar el puesto de profesora en la Universidad de París y la primera en recibir sepultura con honores en el Panteón de París por méritos propios en 1995. Durante la Primera Guerra Mundial, Curie organizó equipos móviles de rayos X. La hija de los Curie, Irene, también recibió conjuntamente el Premio Nobel de Química junto con su esposo, Frederic Joliot, en 1935, un año después del fallecimiento de su madre por anemia aplásica, causada por la cantidad de radiación recibida a lo largo de su vida.
El descubrimiento del radio tuvo muy pronto consecuencias importantes, tanto en la medicina práctica como en la física teórica. Lo que hoy llamamos radioterapia, es decir, la aplicación de radiactividad al cuerpo humano enfermo, por medio del elemento radio, permite la lucha contra determinados tumores malignos (radioterapia destructiva) y también alteraciones de tipo inflamatorio o de tipo degenerativo, especialmente en la piel, algunos órganos internos y articulaciones (radioterapia funcional).
Las investigaciones de la hija mayor de la señora Curie, Irene, y de su yerno, Frederic Joliot, en los años treinta del siglo XX, condujeron a la obtención de un gran número de isótopos artificiales, radioisótopos, cuya actividad puede usarse con grandes posibilidades de éxito en el diagnóstico y en el tratamiento de muy diversas enfermedades.
En el campo teórico, los progresos en el estudio de la radiactividad, conseguidos gracias al talento y a los esfuerzos de Henri Becquerel y del matrimonio Curie, hicieron posibles los trabajos posteriores de Rutherford, Geiger, Soddy y Villardy para identificar las radiaciones alfa, beta y gamma producidas espontáneamente en los cuerpos radiactivos. Le siguieron, muy pronto, la concepción de los modelos atómicos, las teorías atómicas de De Broglie y Schrodinger y la decisiva fisión del núcleo del uranio por Otto Hahn y Fritz Strassman en el año 1939.
Con el legado del matrimonio Curie empezó lo que ahora llamamos física atómica y nuclear, y con las aplicaciones de esta, una de las más trascendentales transformaciones, no solo científicas, sino también políticas y económicas, que el mundo ha experimentado en el siglo XX.
Referencias: